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El MAM en el olvido

  • Fernando Alvarado
  • 12 jul 2017
  • 4 Min. de lectura

Los museos públicos de Santo Domingo se encuentran en decadencia, dejando a los visitantes sin una opción cultural real.

Cuando de turismo se habla, los principales factores que atraen a los visitantes son: naturaleza y cultura. Si bien la República Dominicana tiene fama mundial por sus playas y reservas naturales, podría decirse que en el segundo renglón se ha quedado un poco atrás. A pesar de que la pequeña isla posee una demografía multiétnica y guarda costumbres de distintas culturas, no es conocida por su diversidad étnica ni sus manifestaciones culturales. Las autoridades no han hecho propicios espacios, en los cuales los turistas puedan entrar en contacto con la riqueza cultural del país. Esto, en especial en el área de las artes plásticas. Las entidades que promocionan y se lucran del turismo, se han quedado estancadas en vender la cultura dominicana como playa y música, cuando realmente es mucho más que eso.

Uno de los espacios más singulares donde esta afirmación cobra su peso, es en el Museo de Arte Moderno (MAM) de Santo Domingo. Aquí reside la mayor colección pública de arte y cultura del país, conservando más de un siglo de manifestaciones artísticas, figurando como uno de los más grandes y completos de Centroamérica y el Caribe. Recientemente, el museo optó por remozar su colección y reinventar los espacios del mismo, colocando nuevas piezas en su exposición permanente, manteniendo algunas de las más icónicas como las de Yoryi Morel y Prats Ventós. Dicho remozamiento fue inaugurado el 5 de julio, bajo el concepto de “Historia de la bienal. La bienal en la historia. 1942-2015”. Esta, expone el contenido de siete décadas de la Bienal en Santo Domingo, en una historia distribuida por los dos últimos pisos del MAM. La Dra. Laura Gil Fiallo, afirma que la bienal es un perfecto reflejo de las manifestaciones culturales locales, y la mejor manera de reflejar el camino que ha emprendido la comunidad de artistas plásticos en la República Dominicana.

La colección comprende obras de artistas de renombre como: Paul Giudicelli, Celeste Woss y Gil, Jaime Colson, Clara Ledesma, Luichy Martínez Richiez, Gilberto Hernández Ortega, Soucy de Pellerano, Cándido Bidó, Fernando Peña Defilló, Alberto Ulloa, Silvano Lora, Domingo Liz, Guillo Pérez, Ramón Oviedo, entre otros.

La exposición logra conjugar lo viejo con lo nuevo, entre abstraccionismo, modernismo, futurismo, surrealismo e instalaciones artísticas, llevando al espectador en un viaje por el tiempo a través de la historia del arte en República Dominicana. No obstante, los visitantes al museo son escasos, Claudia Rodríguez, empleada ubicada en recepción, dice “bueno qué te digo, aquí como quien dice no viene nadie, tu sabe a veces de los colegios venían, algunos estudiantes, pero no mucha gente no”. Así se expresó Rodríguez al preguntársele por el flujo de personas en el museo.

Entonces, ¿por qué contando con una colección tan imponente en la ciudad capital del país, el MAM se deteriora abandonado en el olvido? La Dra. Gil, afirma que la calidad del museo no depende solamente del arte que allí reside, pero prefiere no abundar en detalles. No obstante, las respuestas a esta pregunta pueden ser muchas, y son más fáciles de ubicar de lo que se piensa. Miriam Farenc, una visitante francesa, quien se aventuraba junto a su hija de 7 años en el museo, dice que su visita se veía tronchada por el calor, y que a pesar de su interés no tenía intención de prolongar su recorrido puesto que la temperatura no le permitía concentrarse.

Durante meses, los escasos visitantes se han quejado constantemente del calor, puesto que los aires acondicionados están dañados. Al cuestionársele al personal, a qué se debe esto, todos respondieron que los aires están en reparación, y así lo han estado por meses. Esta vaga explicación, sin respuesta real de cuando terminará dicha “intervención”. Lo preocupante no es solamente el calor que sufren los visitantes, sino al que están expuestas las obras que se exhiben en el museo. Según informes del Museo de Arte de la Filadelfia, la temperatura a la que se deben someter obras como pinturas, textiles, papeles, y muebles, no debe exceder los 23ºC, y la humedad en el ambiente no debe ser mayor de un 55%.

En concordancia con la falta de aire, está el deterioro de la estructura del museo, los plafones del techo están rotos y con filtraciones, esto último una preocupación para las piezas mostradas en las habitaciones del MAM. A esto se suman la insalubridad de los baños y la pintura en las paredes.

Otro factor que actúa en detrimento del museo, son las personas que laboran allí. En recepción, no tienen conocimiento del remozamiento, al preguntársele sobre la nueva exposición permanente sobre la bienal, respondieron “qué es eso”. Además de que no hay personal supervisando los espacios, evidenciado en algunos montajes y piezas en donde habían brochures del Ministerio de Cultura, que de alguna forma habían llegado dentro de la instalación artística. A esto se le une que no existen mapas, ni panfletos de informaciones, además de que no funciona el sistema de cobro, por lo que no hay taquillas para los visitantes.

Es preocupante que un lugar tan especial quede enterrado en deterioró y olvido, pero lo más alarmante es que no es un caso aislado. El Museo de Arte Moderno, es una representación de la situación que aflige todos los museos públicos de la ciudad. Es difícil designar un culpable, no obstante, es innegable la responsabilidad del Ministerio e instituciones públicas que deben encargarse de la gestión y administración de los museos. El mal que plaga los museos públicos es evidente, y queda en exposición cuando se compara a colecciones privadas del país como las del Centro León, Museo Bellapart, Museo Arévalo, entre otros, que mantienen el nivel de calidad de cualquier museo a nivel internacional.

Con siglos de historia y manifestaciones culturales, queda claro, que la falta de interés por los museos del país no es por falta de contenido ni de piezas que poner en exhibición, es por la falta de una administración que se preocupe por hacerlos funcionar. Es admirable la colección y exposición del museo, mas, el remozamiento del MAM a nivel artístico, no será suficiente para reivindicarse como una de las colecciones más imponentes del Caribe, si las autoridades no toman la iniciativa de realizar un remozamiento mental, aportando a su infraestructura, formación del personal, o en su defecto contratación de u personal más capacitado.


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